Servicio-Costa Norte
Dotado de unas de las manos más ágiles de todos los tiempos, el acordeonista Bartolo González Alvarado Pereira nació el 10 de enero de 1947, en La Jaguita, Cabrera. Es uno de los diez hijos procreados por el agricultor Ramón Alvarado y la modista Juana Pereira. Desde pequeño le llamaron Bartolo.
Bartolo Alvarado nació sin vista, según cuenta, y no recuerda algún momento de su vida en que sus ojos hayan visto la luz. Pero, desde que empezó a gatear y tuvo un objecto en sus manos comenzó a sacarle ritmo. Su abuelo le compró una tamborita y cuando Bartolo era apenas un infante, con ella como tamborero, se ganó los primeros cinco pesos, actuando en una función que presentaba un mago que andaba en recorrido por los campos de Cabrera.
A los siete años le compraron un acordeón “de esos que tenían una sola carrera de notas y que les decían Concho Primo”.
Bartolo aprendió con sorprendente rapidez y en 1956, cuando tenía tan sólo nueve años, lo trajeron a tocar a La Voz Dominicana, al programa Buscando Estrellas. Volvió a su campo y con su papá Mon Quero como güirero, y un tamborero buscado en el lugar, ya Bartolo Alvarado andaba tocando fiestas en cumpleaños, bodas, bautizos, celebraciones escolares y fechas religiosas.
La fama del niño prodigio se extendió cuando de la mano de su papá se iba a Nagua a exhibir sus habilidades artísticas. Tocaba con una gracia y un acierto propios de un músico de experiencia, cantaba con una voz clara y segura, y era difícil verlo tocar sin darse uno cuenta de que El Cieguito, como se le decía entonces con afecto, tenía un brillante porvenir. Ya con dieciocho años, estaba en la ciudad capital. y al estallar la Revolución Constitucionalista del 24 de abril de 1965, se retiró prudentemente a La Jagüita. En 1966 se instaló la emisora Radio Nagua, y fue contratado por esa empresa para tocar los domingos por la tarde, en horario de tres a cinco.
Dotado de unas de las manos más ágiles de todos los tiempos, el acordeonista Bartolo González Alvarado Pereira nació el 10 de enero de 1947, en La Jaguita, Cabrera. Es uno de los diez hijos procreados por el agricultor Ramón Alvarado y la modista Juana Pereira. Desde pequeño le llamaron Bartolo.
Bartolo Alvarado nació sin vista, según cuenta, y no recuerda algún momento de su vida en que sus ojos hayan visto la luz. Pero, desde que empezó a gatear y tuvo un objecto en sus manos comenzó a sacarle ritmo. Su abuelo le compró una tamborita y cuando Bartolo era apenas un infante, con ella como tamborero, se ganó los primeros cinco pesos, actuando en una función que presentaba un mago que andaba en recorrido por los campos de Cabrera.
A los siete años le compraron un acordeón “de esos que tenían una sola carrera de notas y que les decían Concho Primo”.
Bartolo aprendió con sorprendente rapidez y en 1956, cuando tenía tan sólo nueve años, lo trajeron a tocar a La Voz Dominicana, al programa Buscando Estrellas. Volvió a su campo y con su papá Mon Quero como güirero, y un tamborero buscado en el lugar, ya Bartolo Alvarado andaba tocando fiestas en cumpleaños, bodas, bautizos, celebraciones escolares y fechas religiosas.
La fama del niño prodigio se extendió cuando de la mano de su papá se iba a Nagua a exhibir sus habilidades artísticas. Tocaba con una gracia y un acierto propios de un músico de experiencia, cantaba con una voz clara y segura, y era difícil verlo tocar sin darse uno cuenta de que El Cieguito, como se le decía entonces con afecto, tenía un brillante porvenir. Ya con dieciocho años, estaba en la ciudad capital. y al estallar la Revolución Constitucionalista del 24 de abril de 1965, se retiró prudentemente a La Jagüita. En 1966 se instaló la emisora Radio Nagua, y fue contratado por esa empresa para tocar los domingos por la tarde, en horario de tres a cinco.
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